El anodizado es un proceso esencial para el tratamiento del aluminio. El aluminio tiene una fina capa de óxido natural en su superficie, que normalmente mide alrededor de 0.01 micras. Sin embargo, mediante el anodizado, es posible aumentar esta capa de óxido de manera controlada.
El proceso de anodizado implica sumergir las piezas de aluminio en una cuba de electrolito compuesta de agua conductora, ácido, base y sal. En este electrolito, se coloca un cátodo (polo negativo), generalmente hecho de materiales inatacables como el níquel o el plomo, junto con un ánodo de aluminio. Cuando se aplica una corriente eléctrica continua a través del electrolito, el aluminio actúa como el ánodo y libera iones. Estos iones reaccionan con el oxígeno presente en el proceso para formar una capa de óxido anódico sobre la superficie del aluminio.
La capa de óxido anódico, conocida como «alúmia», suele tener un espesor de 10-15 micras. Esta capa es mucho más resistente y duradera que la capa de óxido natural, lo que mejora la protección del aluminio contra la corrosión y el desgaste.
Además de proporcionar protección, el anodizado del aluminio también ofrece opciones de personalización en términos de acabados superficiales. Se pueden lograr diferentes acabados, como plata brillante, plata mate, oro brillante, bronce, entre otros, variando la duración del proceso y las condiciones del electrolito.
En resumen, el anodizado del aluminio es un proceso que aumenta la capa de óxido natural en el aluminio, mejorando su resistencia y ofreciendo opciones de personalización en términos de acabados superficiales. Esto lo convierte en una técnica esencial en la industria para mejorar la apariencia y la durabilidad de las piezas de aluminio.